24 Mar Propiocepción
Cuando hablamos de propiocepción hacemos referencia a la capacidad que posee el cuerpo para identificar y regular la posición relativa y el movimiento de las articulaciones. El sistema propioceptivo controla estas parámetros durante toda nuestra actividad diaria, y cobra especial importancia en los gestos deportivos, los cuales requieren una coordinación aún más específica.
El sistema propioceptivo se distribuye por todo nuestro organismo. Está compuesto por receptores que se localizan en nuestro sistema músculo-esquelético, concretamente en las articulaciones, en los ligamentos, en los músculos y en la piel. Dichas zonas del aparato locomotor que condicionen profundamente la estabilidad a la coordinación, como por ejemplo, el tobillo, la rodilla, el raquis cervical, etc.
El sistema propioceptivo detecta diferentes parámetros, como la tensión y el estiramiento muscular y ligamentosa, la presión y descompresión articular, y envía dicha información al sistema nervioso central (SNC) en forma de impulsos nerviosos con el fin de realizar los ajustes pertinentes y obtener el movimiento/la posición deseadas, optimizando de esta forma la ejecución del movimiento.
Tipos de receptores propioceptivos:
- Los husos neuromusculares, situados en los músculos, perciben el grado de estiramiento muscular.
- Los órganos tendinosos de Golgi, situados en los tendones, se activan ante la tensión del complejo músculo-tendinosa.
- Los receptores capsulares y ligamentosos articulares, que captan la posición y el movimiento de la articulación implicada.
- Los receptores cutáneos, que informan sobre el grado de deformación de la piel, a través del cual ayuda a controlar la posición y el movimiento del cuerpo.
La propiocepción puede ser entrenada mediante ejercicios y movimiento específicos, con el fin de optimizar la coordinación, el equilibrio, la fuerza y el control durante la ejecución de un gesto. Resulta especialmente importante el trabajo propioceptivo en el periodo de recuperación de lesiones del aparato locomotor, sobre todo a nivel de miembro inferior, en articulaciones de carga, como la rodilla o el tobillo.
Tras sufrir una lesión articular, la capacidad propioceptiva se va afectada, predisponiendo a dicha articulación volver a sufrir un accidente de nuevo. Esto convierte el trabajo del sistema propioceptivo en un elemento fundamental en las últimas fases de la recuperación de una lesión.
Si has sufrido algún tipo de accidente o lesión deportiva y necesitas reentrenar tu propiocepción, no dudes en contactarnos.
Fisioterapia, Osteopatia, Podologia y Nutrición.
Bilbao.
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